General Mariano Escobedo.
Figuraos al antiguo arriero, al mozo
de mulas, al guerrillero, discutiendo con un archiduque, con un hombre que ha
vencido en la disputa hombres como Lord Palmerston y Cavour… Vamos, vamos, que
ardo en deseos de darle un buen varapelo a Escobedo y probarle que frente a
frente no somos iguales ni me vence.
Tal
expresión pone el escritor Victoriano Salado Álvarez, en su drama Querétaro, en boca del emperador
Maximiliano, poco antes de que éste se rindiera personalmente ante el general
Mariano Escobedo, jefe de Operaciones del Ejército Republicano, en 1867.
Hasta los 25
años de edad, Escobedo se dedicó a la agricultura, al comercio y a la arriería,
especializándose en el arreo de ganado entre su natal San Pablo de los
Labradores, en Nuevo León, y Matehuala y Saltillo, en el Norte de México. Este conocimiento
de las bestias y de los hombres, así como de los intrincados caminos del país,
lo llevó más tarde al exitoso desempeño de altas responsabilidades militares,
como lo fue la toma de Querétaro, que definió el triunfo de los liberales ante
el ejército conservador.
En el drama
mencionado, Salado Álvarez describe el encuentro entre Escobedo y Maximiliano,
quien ya prisionero, al principio dio poca importancia al personaje con quien
hablaba, diciéndole que prefería tratar con Benito Juárez, pero luego
comprendió su situación, y más tarde se quejó ante los suyos:
Habéis de estar entendidos de que, en
vez de que Escobedo me esperara, como era razón, compungido y lleno de temor,
me aguardaba, por el contrario, repleto de orgullo y con un tonillo autoritario
que daba grima.
Escobedo entendía
que Maximiliano, un hombre de buena fe, pero engañado por quienes él creía sus amigos
de Europa y de México, habría de ser fusilado, como de hecho lo fue el 19 de
junio de 1867.
Fuente: Victoriano Salado Álvarez. Querétaro (1902-1906).
Para mayor información sobre el tema,
recomiendo al apreciable lector el siguiente artículo: http://suite101.net/article/arrieros-notables-de-mexico-a59688#axzz2QDsRoYLu
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