General Pascual Orozco Vázquez.*
El general Pascual
Orozco (1882-1915), uno de los principales revolucionarios que arrojaron del
poder al dictador Porfirio Díaz en 1911,
fue arriero en su juventud. En recuas de mulas llevaba mercancías desde
Pinos Altos hasta el mineral de Batopilas,
en el Sur de Chihuahua, y de regreso traía barras de plata, de suerte que al
abrazar la causa revolucionaria, aprovechó su perfecto conocimiento del territorio
para combatir exitosamente a las tropas federales en la primera etapa de la
rebelión.
En su novela
histórica Se llevaron el cañón para Bachimba (1942), que trata de la
derrota del propio general Orozco en 1912, cuando se rebeló también contra el
Presidente Francisco Madero, por considerar que éste no cumplía con el Plan de
San Luis, el escritor Rafael F. Muñoz
pone en boca del general Marcos Ruiz una interesante referencia a las montañas
de Chihuahua, donde recrea el ambiente que vivió en su juventud el afamado revolucionario.
Dice así:
Ahí nací yo, cuando mi padre tenía
unas recuas de mulas para transportar la plata desde la mina hasta el
ferrocarril. Conozco cada montaña y cada vereda; conozco cada mina. Si algún
día los federales llegan a venir por aquí, me sumerjo en la profundidad de la
tierra y nadie se atreverá a ir a buscarme; puedo vivir semanas enteras en las
grandes cavidades donde la plata fue abundante y pasarme de un nivel a otro por
los tiros más peligrosos o más angostos. Y si salgo al campo, puedo alejarme de
todo poblado y subsistir indefinidamente, para regresar cuando sea tiempo…
Más adelante
agrega:
Cuando tenía diez años comencé a
acompañar a mi padre en sus viajes con las mulas cargadas de barras de plata.
No había este ferrocarril en aquel tiempo e íbamos hasta Chihuahua en 20 días
de marcha. El contraste del mineral a la ciudad provocó mi curiosidad; leí
muchos libros, especialmente la historia de México. Y durante los viajes, por
las noches platicaba a los muleros de la conducta, a los rifleros que nos
escoltaban. En el mineral hablaba a los muchachos, y aún a
los hombres, hasta que comenzó a hacerse costumbre. Compraba libros y más
libros y hacía viajes y más viajes. Mi padre murió y yo seguí la misma vida,
trayendo barras de plata y enseñando a los muchachos. Hasta que vino la
revolución y me uní a ella con todos mis muleros y mis rifleros, por lo que me
hicieron coronel y luego general.
Finalmente,
Orozco, como bien lo había previsto, no fue detenido en sus montañas de Chihuahua,
que conocïa como la palma de su mano, sino en El Paso, Texas, donde los rangers
norteamericanos lo asesinaron en 1915.
*Imagen tomada de la página Gral. Pascual Orozco Vázquez en Facebook.
Fuente: Rafael F. Muñoz. Se llevaron
el cañón para Bachimba (1942).
No hay comentarios:
Publicar un comentario