Sebastián de Aparicio en un grabado del siglo XVIII.
Fray Sebastián
de Aparicio, pionero de la arriería en México, primer carretero y primer
constructor de carretas y de caminos carreteros en América, nació en humilde cuna
de Gudiña, Galicia, España, el 20 de enero de 1502. Al cumplir 20 años dejó el
oficio de labrador, que era el de sus padres, y salió a buscar fortuna. Fue a
Salamanca, en donde se empleó como arriero. Después pasó a San Lúcar de
Barrameda, en Andalucía, y a Guadalcanal, donde trabajó como mayordomo y
administrador.
Atraído por
las noticias de riqueza y bienestar provenientes de Nueva España, el joven Aparicio
decidió trasladarse a América, lo cual hizo en un barco lleno de aventureros
que se burlaban de él por su buena índole y disposición para el trabajo, pero
que al final del viaje, al llegar a Veracruz, llegaron a admirarlo.
En 1536 construyó la primera carreta
de América
Al cumplir 30
años de edad fue a radicarse a Puebla de los Ángeles, donde se dedicó a la
agricultura. Ahí se dio cuenta de lo
mucho que sufrían los indios tamemes al llevar a cuestas las pesadas cargas
-único medio de transportación terrestre existente entonces en la Nueva España-,
razón por la cual en 1536 resolvió abandonar los trabajos del campo para volver
a la arriería, es decir, el mismo cambio de oficio que operó cuando tenía 20 años.
Sin embargo,
como en aquel tiempo escaseaban en el país los caballos y las mulas de carga,
apoyado por Miguel Casado, antiguo soldado y carpintero de oficio, construyó la
primera carreta de América, que luego unció a un par de bueyes e inició el
transporte de mercancías por el camino de México a Veracruz, mismo que transitó
durante seis años. Luego abrió la ruta a Zacatecas para transportar minerales.
En ambos casos amplió con sus propias manos los senderos conocidos hasta
convertirlos en caminos carreteros.
En 1542,
Aparicio estableció formalmente su negocio de carretas y las produjo en gran
cantidad tanto para su uso particular como para otros arrieros.
Con los
ahorros de su oficio de carretero volvió a las faenas del campo y compró un
rancho entre Azcapotzalco y Tlalnepantla, que convirtió en refugio de
desamparados y asilo de pobres.
Vistió el hábito de franciscano el 9
de junio de 1573
Sebastián de
Aparicio se casó en dos ocasiones, aunque se dice que vivió en perfecta
castidad. Al morir su segunda esposa, buscó la paz del claustro, vistiendo el hábito franciscano el 9 de junio de 1573, pero
no olvidó su oficio de carretero, y ya como hermano guiaba la carreta del convento
por los caminos de Tlaxcala, recogiendo leña y limosnas para el monasterio de
San Francisco de Puebla, hasta que llegó a la vejez.
Murió el 25
de febrero de 1600, a los 98 años de edad. Su cuerpo se conserva en el convento
de San Francisco de Puebla.
Se afirma
que obró milagros en vida y después de muerto, por lo cual el Papa Pío VI
expidió el decreto de beatificación en 1789, cuando los caminos carreteros
iniciados por él se habían multiplicado en la Nueva España. Se le considera
como el santo carretero de América, patrono de los caminantes y conductores de
vehículos.
Obras consultadas:
Enciclopedia de México. Director, José Rogelio Álvarez.1978.
Dádivas de México al mundo.
Heriberto García Rivas. Ediciones Especiales de Excélsior, Cía. Editorial, S.C.L.
México. 1965.
Imagen:
Grabado del siglo XVIII. Enciclopedia
de México. 1978.
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