Estudios, entrevistas, artículos periodísticos, anécdotas y comentarios sobre el origen y desarrollo de la arriería, principal medio de transporte y comercio en México entre los siglos XVI y XIX y parte del XX.
viernes, 23 de marzo de 2012
Don Lencho y doña Pánfila
Al ganar el puerto, en el rancho de La Silleta, los animales reconocieron su terreno y trotaron sin mediar chirrionazo ni grito de arriero.
- Adiós, don Lencho, apiése a almorzar: ya están las calientes.
- Ora no, doña Pánfila, dispénseme; quiero alcanzar la misa mayor; tanteaba amanecer en el pueblo; pero se me cargó el sueño en San Cristóbal.
- ¿Dónde comenzó a esclarecerle?
- Pasando la Escondida.
- Y ¿qué hay de nuevo por Guadalajara?
- ¿Lo cree que nada?
- ¿Y en el camino?
- Tampoco.
- Decían que la otra semana habían robado en el Pedregal.
- Creo que no es cierto.
- Pues tampoco en el pueblo se bulle nada. En la Estanzuela fue donde hubo unas muertes por una muchacha; dicen que unos norteños y uno del cañón de Juchipila, que iba a las fiestas del Teul.
- ¿Pasa gente al Teul?
- No como otros años. Mercancía sí, mucha.
- Bueno, doña, con su venia. Los burros van mucho lejos, al olor de la querencia, y mire nomás lo alto que está ya el sol.
- Ándele, siquiera un taco. Leche ora no tengo. Dende ayer que se fue el viejo al pueblo se quedaron sin ordeñar las vaquitas que tenemos a medias con tío Ultimio. Óigame, don Lencho, ¿qué día pasa de vuelta?
- Al miércoles según mis tanteadas.
- ¿Lleva mucha carga?
- Poca. En San Cristóbal voy a cargar naranja. ¿Se le ofrece algo?
- Sí, perdonando la confianza, quiero hacerle unos encarguitos: que le lleve a mi hermana una carta y unos centavitos para que si no es molestia mucha me traiga unas varas de manta, un percalito, y a ver si unas colacioncitas para endulzar la boca.
- Lo que se le ofrezca, doña Pánfila, y quédese con Dios, ya sabe.
- Si allá ve en el pueblo a doña Rosalía me la saluda, y si se topa en la plaza con el viejo, le dice que por acá no hay novedad. Vaya con Dios, don Lencho…
Fragmento de “Aserrín de Muñecos”. Agustín Yáñez (1926).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar