La Cruz de Zacate. Tepic, Nay.
Fue un joven
arriero quien, según Domingo Lázaro de Arregui, descubrió en el año 1619, en Tepic,
hoy capital del Estado de Nayarit, la maravillosa Cruz de Zacate, que a la
fecha, a cuatro siglos de distancia, luce tan verde, fresca y lozana como en el
día de su aparición. ¿Es éste un prodigio natural o divino? Cada quien puede
sacar sus conclusiones. Los hechos son los siguientes:
Existe una
tradición de que la cruz apareció en 1540, pero el primer historiador que
documenta el hecho es Arregui, quien en su Descripción
de la Nueva Galicia dice que fue en 1619 cuando cerca de Tepic, habitado
entonces por 40 indios y 15 españoles dedicados al acarreo de sal con recuas de
mulas, iba un mozo arreando unas bestias, montado en una yegua, cuando de
pronto ésta se detuvo y, por más que la espoleaba, ya no quiso caminar.
Fue
entonces cuando vio en el suelo una cruz de zacate bien proporcionada, que se
formaba con tierra esponjada respecto al área colindante, y recortada por vereditas
de casi tres varas de largo y de más de una vara de ancho (la vara mexicana
vale 0.838 metros).
Había también
diferencia entre la hierba que formaba la cruz y la del resto del campo, ya que
mientras la primera era menuda, corta y espaciada, la restante era alta y
espesa.
Volvió el arriero
a Tepic, y al dar razón de ello, fue mucha gente a ver la cruz, y las mujeres comenzaron
a coger de esta yerba para curar enfermedades. Luego se hizo una ramadilla para
decir misa y así quedó hasta hoy
continuando la gente pía en aprovecharse de la piedra y yerba, y Nuestro Señor
en darles con ella buenos sucesos con que corre nombre que hace milagros,
dice Arregui en su informe de 1622.
Se erigió un santuario y luego un
convento franciscano
Pronto fue
construido al lado de la cruz un santuario, considerado en 1694 por el jesuita
Francisco Florencia como uno de los más
célebres de la Nueva Galicia. Y
en 1784 se edificó a un costado de la iglesia el convento franciscano donde
vivió el famoso misionero fray Junípero Serra, fundador de las Californias.
Varios
autores se han ocupado de este raro fenómeno, entre ellos Rafael Landívar,
quien en su obra Rusticatio Mexicana (1781)
dice que la cruz verdeguea cubierta de
florido césped, sin morir nunca, no se reseca por el frío invernal, y ni
siquiera se amarilla con las rígidas escarchas. Antes bien –agrega-, mientras languidecen los campos del pueblo
bajo el hielo, ella sola mantiene sin desmayar el verdor de su mullida hierba.
No es menos de admirar –añade Landívar- el desusado prodigio por el cual la cruz, como traspasada por agudos
clavos, en el lugar propio de éstos produce siempre tres espigas que sobresalen
del resto del césped, verdes al mismo tiempo que éste. Y más aún, la cruz
maravillosa, taladrada en el costado, en el lugar de la llaga (donde la lanza
cruel descubrió el corazón), muestra una abertura que mana rojo caudal.
Por otra parte, se dice que
durante la Guerra de Reforma, que enfrentó en el siglo XIX a conservadores y liberales, el coronel Antonio
Rojas destruyó la Cruz de Zacate, pero que ésta milagrosamente brotó de nuevo.
Aún los no creyentes admiran lo inexplicable
del milagro
Hoy se ubica
en el mismo sitio la Parroquia de la Santa Cruz de Zacate, entre Calzada de la
Cruz y Ejército Nacional, Zona Centro, de la ciudad de Tepic. El templo
alberga, protegida por altos muros y una reja de hierro, la legendaria cruz, a
la que se siguen atribuyendo muchos milagros, según los exvotos de mármol ahí
colocados.
La Diócesis
de Tepic asegura que la Cruz de Zacate no
recibe cultivo alguno, ni en tiempos de lluvias, ni en las secas, ni en
temporada invernal. Por todo ello los fieles católicos la consideramos como una
bendición de Dios, y hay que resaltar que aún los no creyentes admiran lo
inexplicable del milagro.
Iglesia y convento de la Cruz de Zacate. Tepic, Nay.
Obras
consultadas: Descripción de la Nueva
Galicia, de Domingo Lázaro de Arregui (1622) y Rusticatio Mexicana, de Rafael Saldívar (1781).
Fotografías tomadas por el autor el 9 de junio de 2013.