Existen
diversas referencias sobre el uso de perros de carga en el México antiguo y en
el hoy territorio de Estados Unidos, especialmente entre los indios
comanches, antes de que Cristóbal Colón
descubriera América en 1492, pero esta
información la amplía en su novela “La Malinche y Cortés” (Nueva York, 1971) la escritora
norteamericana Margaret Shedd, quien refiriéndose a la llegada de Hernán Cortés
a Veracruz en 1519, dice:
“Trajeron una docena de perros en los
diversos barcos. Algunos eran mestizos, de los que resultaba un cruzamiento que
ladraba mucho. Pero había también lebreles puros. Los perros de este tamaño y
forma eran también desconocidos en México, en donde la especie pequeña y gorda
se comía, o se convertían en perros de casa, pero, por supuesto, nunca eran
usados para deporte, aunque los aztecas tenían uno lampiño de buen tamaño que
se utilizaba como bestia de carga y para compañía en los viajes, así como otra
especie pequeña y feroz que cazaba topos y ardillas. Los lebreles fueron
amaestrados en Cuba a fin de que persiguieran a los esclavos que huían y para
destruir a los desobedientes; fueron traídos a nueva España con iguales
propósitos”.
Cabe añadir aquí otra cita de la misma autora que habla de los perros que
mataron y se comieron a unos viejos indígenas que le llevaban valiosa
información a Hernán Cortés:
“Ocurrió otro acontecimiento en
Xochimilco. En tanto que Cortés tenía ahí su corte, llegaron cinco viejos
llevando sus códices, y diciendo que querían ver al tuele. ¿Para qué venían?
¿Para poner los códices y manuscritos a su cargo? ¿Para mostrárselos? ¿Para
darles a conocer una profecía? Nunca se sabrá. Antes de que llegaran a Cortés,
los perros fueron lanzados sobre ellos, quizás como una broma. Los perros
mataron y se comieron a los viejos y dispersaron los códices inapreciables con
sus ilustraciones que hablaban palabras aztecas de sabiduría”.
El caso es que antes del arribo de los europeos, no había en México burros ni caballos.
Por esto eran comunes los tamemes o
cargadores, indígenas capaces de recorrer diariamente grandes distancias con
pesados bultos en la espalda. Así las cosas, resulta interesante conocer
referencias sobre el posible uso de perros como bestias de carga en aquellos
lejanos tiempos.
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